
El presidente de la automotriz surcoreana Hyundai, Chung Mong Koo, fue condenado a tres años de prisión por un tribunal de Seúl que lo halló culpable de malversación de fondos de la compañía y abuso de confianza por haber conformado una suerte de "caja negra" usada para pagar sobornos a funcionarios públicos y bonos no declarados a empleados de la compañía.
Pese al fallo, cuestionado por la empresa y que con seguridad será apelado, Chung fue autorizado a seguir en libertad bajo fianza –situación que mantiene desde mitad del año pasado tras pasar dos meses en la cárcel- y continuar al frente de la empresa que heredó de su padre y que es actualmente la sexta automotriz más grande del mundo. La Fiscalía había pedido seis años de cárcel para el empresario, mientras que la defensa reclamó indulgencia por los problemas en Hyundai y advirtió sobre el impacto que podría tener el fallo adverso en la economía de Corea del Sur ya que la compañía es la segunda más grande del país.
Durante el juicio, el propio Chung admitió que sabía que los fondos estaban siendo malversados y asumió su responsabilidad como titular de la firma. Además de los inconvenientes que le generó la detención de su presidente –entre otros, el retraso en la construcción de nuevas plantas-, la empresa afrontó el año pasado problemas por la apreciación del won surcoreano, huelgas de los empleados y multas por competencia desleal.
La compañía tiene más de 50.000 empleados, controla el 70% del mercado surcoreano de autos y vendió el año pasado en todo el mundo 2,5 millones de vehículos.
Me pregunto:
¿Que imagen trasmite el presidente hacia su público interno y externo?
¿De que forma impacta ésta situación en la reputación corporativa?
¿Y la ética empresarial?
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